viernes, 28 de octubre de 2011

Sí, me duele una mujer en todo el cuerpo.


sábado, 22 de octubre de 2011
Respuesta al artículo de Florence Thomas.


He leído una y otra vez el artículo de Florence Thomas sobre el aborto. No hablaré del enfoque que tuvo porque no viene al caso, sabemos de sobra que no es un problema de género y por eso no vale la pena entrar a explicar algo que mucha gente entiende. Por eso quiero hacer énfasis en el título, Ojalá les duela una mujer en todo el cuerpo, aclarando que no me interesa hablarle a usted, Señora Thomas, sino a las mujeres que de verdad me duelen.

Las mujeres con las que crecí, mi hermana, mis primas, mis amigas de infancia, las del colegio, las de la cuadra. Mis compañeras de la Universidad y esas que la vida puso en mi camino. Las mujeres que me atienden en el supermercado y esas que he visto muchas veces, pero no conozco. Quiero hablarle a la vecina que me cae bien y a esa que alguna vez no le devolví el saludo cuando salí corriendo para llegar a clase.

Hoy me duele una mujer en todo el cuerpo, me duele la mujer que tendrá que soportar un dolor que no era necesario. Unas consecuencias físicas y psicológicas que la acompañaran toda la vida, con el recuerdo del niño que tuvo en su vientre alguna vez. No sólo me duele esa mujer, también el hijo que no tuvo cómo defenderse, ese bebé que tenía su esperanza en el amor del que dependía y el sentido común de otras personas.

Si ustedes piensan que no vale la pena traerlos al mundo por falta de recursos, entonces no han crecido en este país donde la mayoría sale a delante a pesar de las dificultades, y donde la mayoría ha crecido oyendo las hazañas de esos que la vieron difícil, pero vivieron. Ustedes nunca han visto una madre joven que queda embarazada por accidente y aún así, decide darle la oportunidad a su hijo a pesar de las contrariedades.

Nosotras no necesitamos el aborto como una opción, necesitamos que nos apoyen para defender la vida. Necesitamos asimilar que podemos darla y eso nos da el derecho a emprender una de las aventuras más bonitas y por tanto, el deber de respetarla y cuidarla a pesar de todo. Necesitamos que nos enseñen a valorar nuestro cuerpo para entender la misión específica de ser madres en tiempos difíciles como éste.

Necesitamos que nos ayuden a entender que no somos culpables de lo que hayan hecho con nuestro cuerpo contra nuestra voluntad, pero tampoco lo es la criatura que viene en camino. Necesitamos ayudas que valgan la pena, que nos garanticen la superación de cualquier trauma por un medio que no sea la muerte.

Ser madre no es cosa fácil, vendrán días difíciles en los que el cansancio amenace y la sociedad secunde todo aquello que no está de nuestra parte. Vendrán días de trasnocho y madrugones en medio de pañales y biberones, pero tendrá un momento cada uno de esos días y sabremos que vale la pena seguir, que vale pena sacrificarnos y vale la pena amar.

La verdadera necesidad es que se nos enseñe ese amor del que somos capaces, esa habilidad para cuidar de alguien pasando por encima de las estadísticas y las probabilidades. Si Florence Thomas habla de trato digno para la mujer, debe saber que no es digno ponerle la muerte como una salida, que en la medida que se cuide esa nueva vida se le está defendiendo porque de lo contrario, se estaría atentando contra su naturaleza.

Sí, me duele una mujer en todo el cuerpo. Me duele la mujer que tendrá que enfrentar todas esas consecuencias que vendrán sobre su propio cuerpo, la mujer que se creyó el cuento en el que la muerte era el camino de la esperanza. Claro que me duele, Señora Thomas y espero que a usted no le duela una mujer, sino que le duelan muchos, cientos, millones de niños que serán abortados.

jueves, 27 de octubre de 2011

INVITACIÓN A VOTAR POR LA VIDA. ANTIOQUIA.



Queridos amigos y comunidad en general de Medellín y Antioquia:

Desde Colombia Pro-Vida invitamos a votar a todas las personas por candidatos que

  •      a)    Defiendan la vida desde la concepción, hasta su muerte natural;   
  •      b)    Defiendan, apoyen y protejan la maternidad;  
  •     C) A resguardar el derecho de los padres a que sus hijos sean educados conforme a sus convicciones, ¡no a la intromisión del estado en la educación mediante cátedras abortistas!

Es importante que se analice y averigüe qué candidatos se han manifestado públicamente como pro-vida, como pro-mujer y pro-maternidad. El futuro de nuestra sociedad depende de ti, por eso recuerda decirle a los políticos “si te metes con la vida, no cuentes con mi voto”.

 ¡No a la Clínica de la Mujer que incluya la IVE, es decir, el aborto! La clínica de la mujer no tendría  en cuenta las necesidades integrales  de la mujer, no incluía en su portafolio servicios a  la mujer gestante, ni tenía en cuenta a las mujeres víctimas de los efectos del aborto. No a las falsas políticas de salud sexual y reproductiva, que incluye el aborto disfrazado de anticoncepción, además éstas son partidarias de la ideología de género pretenden desmaternizar y destruir nuestra sociedad mediante el control poblacional.

SI A LA CULTURA DE LA VIDA.

Recuerden: ¡el aborto destruye la vida por nacer, destruye a la mujer, destruye la sociedad!

 ¡SI  A LA VIDA, SI A LA MATERNIDAD, SI A LA FAMILIA!

JUNTOS PODEMOS DEFENDERLA.  NOSOTROS SOMOS QUIENES ELEGIMOS.  ELIJAMOS BIEN, ELIJAMOS LA VIDA Y LA MATERNIDAD. 

colombiaprovida.blogspot.com/ Facebook: Colombia Pro-Vida. Twitter: @colombiaprovida.


sábado, 22 de octubre de 2011

EL ABORTO ES LA MAYOR CAUSA DE MUERTES DE LA ESPECIE HUMANA

En el link adjunto con la presentación encontrarán gran cantidad de información acerca del número de la población mundial y datos curiosos. En el dato de muertes puede observarse en la parte de abajo a la derecha en la pestaña "muertes" el número de abortos al año que no se incluye dentro de las muertes. Pero cuando lo incluimos el aborto representa alrededor del 41% de todas las muertes en el mundo. ¿Esto no debería hacernos pensar? ¿Se justifica que este año hayamos matado alrededor de 33 millones de personas solamente por negarles el derecho a nacer?


Poodwaddle.com

miércoles, 12 de octubre de 2011

CARTA DE UNA MUJER AL PARTIDO VERDE


Hola!

En las elecciones presidenciales mi voto fue orgullosamente Verde. En éstas, a la Alcaldía, debo decirles que no lo será, y no lo será por dos sencillas razones que espero que lean y tengan en cuenta:

1. Alianza con Uribe (ésta en últimas se les perdona pero la segunda no).

2. Si bien estoy de acuerdo con las ideas liberales (en principio), considero que la posición que se está tomando frente al tema del aborto deja mucho que desear. Primero porque no hay una postura abierta y clara por parte del partido y segundo porque se alcanza a entrever que se está a favor del infanticidio (aborto). Sé que no es un tema fácil, y por eso es que me molesta la actitud asumida por el partido. Me molesta que el candidato verde sólo muestre preocupación por hacer de Bogotá un metrópolis y no se dedique a pensar sobre asuntos tan importantes como el aborto, en donde están de por medio miles de vidas y la integridad de miles de mujeres.

Personalmente, soy pro-vida, pero entiendo a la posición pro choice (pues soy mujer), y por eso mismo sé que no se puede tomar la cosa a la ligera. Hay que dar un debate serio, partiendo de la base de que está en juego una persona (nasciturus) y no un mero "conjunto de células". Por este segundo punto, mi voto no será verde, ni estas elecciones ni en las futuras. 



Respetuosamente,


Ingrid Suárez Osma
Bogotá D.C.

viernes, 7 de octubre de 2011

¿Sotanas legislando?

En su editorial del domingo 2 de octubre, El Espectador pone en evidencia la falta de argumentos en quienes impusieron el aborto en Colombia. Su mero titular, “Sotanas legislando”, desconoce la realidad de los CINCO MILLONES DE COLOMBIANOS que apoyan la reforma constitucional que garantiza el derecho a la vida del no-nacido. De una parte, ya quisiera la jerarquía católica de Colombia contar con tamaño legión de sotanas. De otra parte, los CINCO MILLONES DE COLOMBIANOS que firman el proyecto no sólo carecen de aquella prenda clerical, sino que fundamentan el derecho a la vida del no-nacido en la biología, el derecho, la economía y la sociología. Ello, sin embargo, no impide hasta al más lego en asuntos constitucionales reconocer el derecho fundamental de los creyentes, a ratificar aquellos argumentos científicos en lo que consideran revelado por Dios. Para fortuna de creyentes y ateos la Constitución Política garantiza el derecho fundamental a la libertad de pensamiento y de creencias.  
El editorialista empieza afirmando que el proyecto pretende proteger desproporcionadamente la vida humana. Está “denegando la dignidad, la vida y la salud de las mujeres”, sostiene. Valdría la pena saber por qué la dignidad, la vida, y la salud de las madres es un derecho desproporcionadamente superior al de la vida del no-nacido. ¿Acaso porque el no-nacido es incapaz de resistir los ataques contra su vida, con la fuerza y efectividad de quien nació y creció? Siendo así, el derecho sería lo que decía el sofista griego: lo que el más fuerte impone. En consecuencia, Hitler, Stalin, Pol Pot, Somoza, los Castro y todo perturbado ahíto de poder, serían preclaros juristas. Al contrario, Gayo, Cicerón, Irnerio, Baldo, Savigny y hasta el mismo Kelsen serían meros ejemplos de Alicia en su país de maravillas.        
Con toda razón el escrito en comento sostiene que el aborto soluciona problemas de salud femenina. Ciertamente, un fuerte dolor de cabeza puede curarse con una bien aceitada y terapéutica guillotina: historias clínicas de pacientes psicológicos y psiquiátricos dan cuenta de los trastornos existenciales sufridos por madres víctimas del abortismo. No sobran los casos en que depresión y angustia son tales, que llevan al suicidio. De otra parte, el singular procedimiento abortivo exige manipular el cuerpo de la mujer de un modo tal que no faltan irreversibles y colaterales daños en sus órganos. Todo lo anterior sin mencionar lo que es universalmente conocido, pero que el abortismo quiere ignorar: el síndrome post-aborto es una realidad que grita.
El editorialista de El Espectador se refiere a la intervención del senador Roy Barreras que tachó de manipuladores a sus colegas defensores del proyecto, y de falsas las imágenes de que se sirvieron en sus intervenciones. Sin duda, la opinión médica del senador Barreras contraría la de expertos médicos que utilizan aquellas imágenes al hablar del aborto. Estamos ante dictámenes diversos. Uno originado en quienes habitualmente auscultan pacientes y profesionalmente estudian anatomía, fisiología, y terapéutica. La otra, perteneciente a quien tiene por profesión conocida buscar votos, expuesta al fragor de un discurso parlamentario. Sin duda, parece más razonable acoger el dictamen de quienes siguen ejerciendo la medicina; sin desconocer que la excelente retórica del senador Barreras revela sus excelentes condiciones para la política nacional.
Si bien la realidad y la moral muestran que el senador Barreras no ausculta pacientes en su  búsqueda de votos, también es cierto que hizo estudios adicionales en ciencias sociales. No se entiende, entonces, por qué se limitó a descalificar los videos utilizados por los médicos expertos, omitiendo referirse al contenido de la ponencia en defensa de la vida del no-nacido. Sin duda es sindéresis: en el fondo del parlamentario existe un médico y sociólogo latente, sabedor de las consecuencias sicológicas y biológicas del abortismo. Esto es, conoce las irrebatibles razones biológicas, jurídicas, económicas y sociológicas fundantes del proyecto. Es más fácil evadirlas. De paso, facilita el expediente de las “sotanas legislando”, haciendo creer que el derecho a la vida es asunto exclusivo de católicos y creyentes en general. ¿Será supra valorar al movimiento abortista si le pedimos quedarnos con los argumentos científicos, abandonando los creyentes a su fe?  
El editorial de El Espectador amplía el alcance del proyecto, haciendo creer que comprende asuntos adicionales. De una parte, no es cierto que pretenda acabar con los métodos anticonceptivos. El proyecto ni siquiera los menciona. Eso sí exige distinguir entre anticoncepción y aborto. Lo primero, como su nombre lo indica, impide la concepción de un nuevo individuo; esto es, de un ser biológicamente distinto; de un óvulo fecundado. Al contrario, todo aborto implica un óvulo fecundado, esto es, la concepción biológica de un individuo. La distinción importa porque el neo-colonialismo, a través de las multinacionales, está ofreciendo abortivos bajo la empaquetadura de anticonceptivos. El editorialista se engaña al ignorar esta elemental distinción científica. También al afirmar que el proyecto prohíbe la reproducción asistida.
Ciertamente, contrario a lo que dice el editorialista, el proyecto reconoce que en “Colombia las técnicas de reproducción asistida, como la fertilización in vitro tienen protección constitucional en el Artículo 42 de la Constitución Política que establece: Los hijos habidos en el matrimonio o fuera de él, adoptados o procreados naturalmente o con asistencia científica, tienen iguales derechos y deberes”. Agrega, además, que “no implica la prohibición de técnicas generadoras de vida humana, sino que dejaría en manos del Congreso de la República el que expida una ley, hasta la fecha inexistente, para regular este tipo de procedimientos de modo que se armonicen con los preceptos constitucionales sobre la materia.
El Espectador quiere convencernos de que un estado laico y pluralista es aquel en el que las minorías imponen sus creencias a las mayorías: los CINCO MILLONES DE COLOMBIANOS no apoyan el abortismo sino el derecho a la vida del no-nacido. Los abortistas deberían exhibir, por lo menos, una cifra igual de seguidores, ya que hasta el momento solamente pueden mostrar cinco votos de entre nueve magistrados que no fueron elegidos por el pueblo de Colombia, en quien reside el poder soberano según prescribe el preámbulo de nuestra Constitución Política. De otra parte, el derecho a la vida fue defendido por filósofos y juristas desde cientos de siglos antes de que Cristo fundara la Iglesia. Creer que es patrimonio exclusivo de quienes visten sotana, refleja profunda ignorancia y una alta dosis del clericalismo jurásico que regía en Colombia a principios del siglo XX. El mero título del editorial lo revela.
Lo que debemos al pensamiento cristiano, no sólo a quienes visten sotana, es la defensa del carácter universal del derecho a la vida. Antes de Cristo, el derecho a la vida era atributo exclusivo de varones libres; aunque a las mujeres libres también se les reconocía, con pesadas cargas que lo limitaban penosamente. Desde sus primeros días, el cristianismo afirmó que todo ser humano, por el sólo hecho de ser tal, tenía derecho a la vida. El clericalismo del editorialista es más arcaico aún: los autores del proyecto, dice, quieren legislar con base en una moral católica que no todos los católicos comparten. Se refieren a “católicas por el derecho a decidir”. Ignora un derecho fundamental ejercido tan antiguamente como antiguo es el hombre: en toda comunidad humana hay disensiones que dan lugar a nuevas asociaciones, distintas en tanto disienten de los principios fundantes de la comunidad inicial.
Vale la pena preguntarnos si hay derecho más fundamental que el derecho a la vida. ¡Sin vida no hay derecho! No es revelación bíblica, ni del Catecismo. Mucho menos de algún documento pontificio o eclesial. Es un fundamentado principio de juristas y filósofos, descubierto hace miles de años, ratificado por todos los modernos instrumentos internacionales relativos a los Derechos Humanos. CINCO MILLONES DE COLOMBIANOS somos provida. Seguir afirmando que estamos ante un problema de los católicos, es violentar la libre conciencia del creyente exigiéndole razón de sus creencias. El abortismo debe dejar sus malintencionados prejuicios para argumentar en el campo científico en que nos movemos.